EXAMÍNATE Y ACÉPTATE

Para que una persona pueda vivir de una manera responsable y plena, es necesario que acepte los hechos de manera realista. Cuando estos hechos se refieren a nosotros, a veces nos resulta difícil observarnos con objetividad y aceptarnos tal y como somos, con nuestras cualidades y defectos. Si conseguimos desprendernos de nuestros miedos y aceptarnos, podremos valorar nuestra vida y las decisiones que tengamos que tomar de una forma mucho más realista.

Para aceptarnos, debemos ser objetivos y olvidar valorarnos, aprobándonos o desaprobándonos. No somos objetivos si todo el tiempo estamos pensando en lo que deberíamos ser, en lo que está bien visto, en las cosas del pasado que debimos hacer de otra manera, en lo que pensarán los demás. Debemos ser conscientes de nosotros mismos y evaluar qué queremos, qué sabemos, qué cosas podemos hacer y cuáles no. Una vez nos hayamos observado, debemos aceptarnos como lo que somos: unas personas únicas y especiales, con muchas características positivas.

Aceptarse no significa quererse seamos como seamos y negarnos a cambiar.

Al contrario, una vez que nos conocemos y nos aceptamos sin miedo, estaremos mucho más preparados para observar cuáles son nuestras carencias y ver si es posible mejorarlas. El hecho de observarnos de manera objetiva nos ayudará a enfocarnos en mejorar sin la intromisión de culpas o temores.

Si careces de confianza, quizá te resulte muy fácil catalogar tus defectos y fracasos. Si bien deberás reconocer las áreas en donde no seas muy fuerte, también necesitarás enfocarte en las áreas positivas. Conociendo lo que te gusta y lo que no, en lo que eres bueno y en lo que eres malo, podrás hacerte una idea de cómo tus rasgos personales positivos y negativos se relacionan con tus elecciones de vida y tu ambiente.

Observa no sólo lo que sientas, sino por qué te sientes así. Empieza a comprender tu verdadero yo y déjalo existir. Si no eres bueno lidiando con algunas cosas, si ciertas personas no te gustan, no te sientas mal: reconócelo y convive con ello.

No es necesario que tengas una excusa para todo lo que pienses, digas y sientas. Es fácil reconocer los defectos y las fallas, pero esta vez reconoce tus méritos y habilidades. Nadie más importa en este momento; no te sientas avergonzado preocupándote por lo que la gente piense si se entera que estabas tratando de sentirte bien contigo mismo.

Enumera y acepta lo que te enorgullezca de ti, aunque creas que no tienes el derecho a sentirte orgulloso. Sí tienes el derecho, sea cual sea la opinión de los demás. Recuerda lo que te hacía sentir orgulloso o emocionado y date cuenta de que nunca careciste de confianza, hasta que el mundo te la absorbió lentamente.

Acepta que en el pasado eras una persona segura de sí misma, con esperanza y brillante, así te resultará más fácil creer que es posible volver a serlo.

La confianza no sucede de la noche a la mañana, pero ahora que ya tienes una buena idea de quién eres, del alcance de tus responsabilidades y de por qué tu seguridad desapareció, podrás levantar un buen frente.

 

Con todo mi Amor,

Alfonso León

Arquitecto de Sueños